22. ESPERANZA Y OPTIMISMO
Esperanza, esa
disposición desde la cual se me presenta como totalmente posible lo
que deseo. Se refiere
a esperar lo mejor, creer (creerme), que un buen futuro para mí es
posible y que, en buena parte, conseguirlo está en mis manos.
Podemos trabajar para alcanzar el mañana que soñamos, somos capaces
de actuar para que eventos favorables ocurran, encaramos la vida como
viene, intentando centrarnos en todas las posibles opciones siendo a
la vez realistas, éticos y responsables, y además aceptando y
reconociendo cuando es conveniente un cambio de perspectiva y
dirección si no alcanzamos lo deseado.
La esperanza
incluye confianza, certidumbre, seguridad, ilusión, perspectiva,
creencia,...
Y también
optimismo, esa tendencia a considerar las cosas, personas y
situaciones en su vertiente más favorable. Es lo opuesto al
pesimismo y a la tristeza; es ilusionante y motivante, un motor que
empuja; anima y alegra; contagia entusiasmo; jovial y eufórico;
transmite vitalidad.
Los
beneficios de vivir día a día con optimismo y esperanzados han
sido recogidos en diversos estudios; se reduce el estrés y la
ansiedad, mantiene el corazón sin esforzarlo con sobresaltos, te
gratifica a ti y también a
los que te rodean, aleja las depresiones, las personas optimistas
viven alrededor de siete años más, potencia el sistema
inmunológico (produce feromonas y endorfinas) y protege de contraer
enfermedades; clarifica mejor las metas, permite mayor concentración
en tareas académicas, ayuda a un mejor manejo del dolor, plantea
mejores respuestas a situaciones problemáticas, las amistades y el
apoyo social aumentan,... En definitiva, el estilo de vida psíquica,
mental, física es mejor,... ¡la ansiada felicidad!, está más
presente.
Una persona
optimista espera que le ocurran cosas positivas, este enfoque tiene
como consecuencia más actividad y más centramiento en la
planificación y encuentro de soluciones al enfrentarse a un
problema. Por el contrario una pesimista al tender más a la
destructividad presentará menos persistencia y quizás ni llegue a
enfrentarse a situaciones debido a la previsualización anticipada
negativa. Como los mismos Peterson y Seligman indicaron, el realismo
es una fortaleza muy relacionada con la apertura de mente y juicio,
que conlleva analizar todos los aspectos del problema, (no sólo
el lado negativo) con lo cual el análisis es más global y
posibilita resolver de manera mas eficaz el problema al centrarse
en las vertientes positivas.
Realmente
esperanza y optimismo son palabras que coinciden en su definición ya
que ambas contemplan una visión positiva hacia lo que vendrá, bien
porque se da una mejoría de lo que ya hay o porque algo que no está,
llega. La distinción vendría de que esperanza se asocia más a un
estado anímico, a una emoción y el optimismo a una actitud.
Al optimismo no
hay que confundirlo con la ingenuidad ni a la esperanza con el perder
el contacto con el mundo en que vivimos; un optimismo medido y
realista y una esperanza equilibrada y trabajada hacia el objetivo,
aunque sea en pequeños pasos, nos aportan indudablemente una buena
dosis necesaria para nuestro bienestar. Si sobrepasamos cierto límite
de irrealidad, el optimismo y la esperanza pueden pasarnos factura si
asumimos riesgos emitiendo conductas no saludables. Hay que
considerar mediante un análisis ajustado los problemas y peligros.
Es fácil
sentirse bien, ser optimista y tener esperanza cuando todo fluye. Es
cuando las cosas se atascan cuando hay que seguir manteniendo la
esperanza. En esos momentos recuerda que es cuando debes practicar y
tratar las diferentes estrategias que aprendas. Sé realista y confía
en tu capacidad de resolución.
Es
evidente el poder del optimismo y la esperanza para lidiar con
las dificultades de la vida y lograr nuestras metas siendo más
eficientes y felices, así que...vamos a comentar sugerencias sobre
cómo aprenderlas.
1-
Ebbi Thomas, autor de ‘El algoritmo intuitivo’, libro sobre la
mente humana y la inteligencia artificial, dice: “el
pesimismo está basado en la convicción (de una persona) de que no
se tiene control sobre lo que acontece debido a que sucede en forma
errática, sin ningún patrón universal aplicable (…)
la clave para cambiarlo es creer que sí hay un patrón”.
Como
el
cerebro tiene plasticidad neuronal, es decir, es flexible y logra
realizar las conexiones neuronales apropiadas puedes
empezar a conectar con esta potencialidad, eligiendo un camino
diferente para ir a trabajar, vistiéndote con ropa de otro color u
otro estilo, peinando distinto tu cabello, etc.
2-
Practica algunos ejercicios de reestructuración cognitiva, que
propone el propio Martin Seligman para elevar el optimismo.
-
Verbalizar afirmaciones
positivas al iniciar el día.
-
Escribir, antes de ir a dormir, tres cosas buenas que hayan pasado en
el día y explicar qué hiciste tú para que sucedieran así.
-
Redactar una carta de agradecimiento a alguien que haya hecho algo
por tí que nunca se lo hayas dicho. Concreta lo que hizo por tí y
cómo eso afectó de forma positiva tu vida.
-
Escoger a alguien que te haya hecho algo doloroso y que sientas que
eso te ha hecho ser más pesimista. Entonces, en una hoja en blanco
haz varios círculos, en uno escribes en esencia la “mala”
experiencia y en el resto de círculos escribes todas las
experiencias positivas que recuerdes (verás que ese círculo
negativo se pierde en un mar de círculos positivos por los cuales
sentirte agradecid@).
3-
La actitud optimista requiere de una disposición
entusiasta, para ello:
-
Analiza las cosas focalizando en los puntos buenos/positivos/que
abren opciones. Este punto de partida ya te conduce a deshacerte de
muchos inconvenientes.
-
Cambia tus críticas y quejas por sugerencias y soluciones.
-
Descubre las
cualidades y capacidades de los demás, reconociendo su esfuerzo,
interés y dedicación. Aprende a ser
agradecido y a
pedir ayuda si
es necesario: confía en que los demás te pueden ayudar.
- Aumenta
el
número de ocasiones en que piensas o hablas señalando las
valoraciones positivas de
lo que te ocurren: "Es
maravilloso cuando.....", "Es fantástico..."
Y disminuye tu lenguaje negativo: busca
formas menos negativas de pensar y expresar:
"Soy
muy torpe", “es imposible” “no sé hacerlo” “no soy
capaz” “” y si no sale bien”,.. cambiar por “estaba
cansada, “un error lo tiene cualquiera”, “parece
que así no lo voy a lograr, pero lo intentaré de otra manera”,
“soy capaz de hacer esto”, “va a ser difícil, pero es un reto
interesante y estoy deseando ponerme en marcha”, “no sé cómo
voy a hacerlo, pero encontraré el modo”.
Estate
siempre muy consciente de la manera en que te “hablas”.
- Actúa
"como si" fueras siempre optimista.
- Celebra
cumpleaños, ascensos, aprobados,... Si compartes con otras personas
afines, como ya habrás comprobado, se potencia la energía de la
celebración.
- Plantéate
metas alcanzables, consigue "pequeños triunfos"
para añadir a la celebración o no. Puedes saborearlo tú en
intimidad también, fortaleciendo tu autoestima y autoconfianza.
- No
dramatices las situaciones de la vida ni te ancles a ellas; utiliza
más a menudo el sentido del humor.
4-
Date más cuenta de
lo bueno de tí de los demás o de lo que te pasa y empieza
a expresarlo delante
de los demás: "Esta
sopa está riquísima"; "Qué día más estupendo!",...
5- Conversa
con personas entusiastas y optimistas ¡se
contagia! Rodéate
de gente con esperanza, así no te bombardearán
y frustrarán con comentarios destructivos como: “no podrás
hacerlo, es muy complicado”, “no vale la pena”, “ahora es muy
mal momento”.
Es
preferible intentar algo y fracasar antes que no intentar nada: el
fracaso te ayuda a aprender a hacerlo mejor en el futuro. Rodéate de
personas positivas y realistas que se tomen en serio tus proyectos,
te den una visión esperanzadora y consejos acertados.
6-
Si has estado luchando por lograr algo sin alcanzarlo, puedes
sentirte desesperanzado. Revisa
tus metas ya que quizás no eran realistas y alcanzables.
Utilizar lo que aprendiste de esos fracasos para establecer metas más
adecuadas. Para ello, cuestiónate: “En mis circunstancias
actuales, ¿qué cosas beneficiosas puedo esperar alcanzar?”
Y,
genera rutas alternativas ya
que hay muchos caminos para
alcanzar una meta. Si uno de ellos fracasa, busca otros alternativos
en vez de rendirte rápidamente. A veces hacen falta varios intentos
para alcanzar una meta. Recuérdalo cuando tus esperanzas estén
flojeando.
Los
obstáculos, frustraciones, rachas de mala suerte pueden enseñarte
lecciones muy valiosas, que puedes utilizar para cambiar y aprender a
mantener un estado de ánimo positivo incluso ante las adversidades.
OTROS
RECURSOS
.
“Cerebro lluvioso, cerebro soleado: cómo entrenar a tu cerebro
para superar el pesimismo y alcanzar un resultado más positivo”,
escrito por la psicóloga Elaine Fox, aborda el tema de por
qué algunas personas triunfan a pesar de la adversidad y otras
permanecen sin resolver sus problemas y
en un estado crónico de amargura.
.Eduard Punset entrevista
a Tali
Sharot, experta
en optimismo
del University College London:
.
Y en LA MIRADA
DE ELSA, ésta nos propone un ejercicio para aumentar nuestros nivel
de optimismo:
PRACTICA EL "PASEO POSITIVO": Sal a la calle con el propósito de ver "todo lo positivo que te rodea" y verás como ese filtro especial hace que "encuentres lo que deseas" y tu estado de ánimo mejore.
El
optimista tiene siempre un proyecto; el pesimista, una excusa. Anónimo
Un optimista ve
una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve
una calamidad en toda oportunidad. Winston Churchill
El
pesimista se queja del viento; el optimista
espera que cambie;
el realista
ajusta las velas. William George
Ward
Optimista
es el que os mira a los ojos, pesimista, el que
os mira a los pies.
Gilbert Keith
Chesterton
El optimista cree
en los demás y el pesimista
sólo cree en sí mismo.
Gilbert Keith
Chesterton
El optimismo es
la creencia de que todo es hermoso. Ambrose Bierce
A mal tiempo,
buena cara. Refrán popular
Toma las cosas
por el lado bueno. Thomas Jefferson