23.
HUMOR
El
sentido del humor es una fortaleza psicológica que nos ayuda a
afrontar mejor nuestras vidas y que nos hace reír conectándonos con
el placer. Es la capacidad de relativizar las rígidas reglas de la vida permitiéndonos ser más flexibles
y así aumentar nuestras perspectivas, así como jugar y disfrutar de
manera más libre y personal...si nos atrevemos a ello. El mundo
quizás no es perfecto, pero podemos aceptar sus
imperfecciones de manera que nos nos afecte tan radical y
trágicamente.
“No
hay día más perdido que aquel en que no hemos reído” Charles
Chaplin
La
sensación de una carcajada profunda, sincera, plena es una expresión
de auténtica vitalidad y bienestar. Y es gratis. Y puede hacerse
(casi) a cualquier momento, en cualquier lugar,... Hay personas que
tienen mucha facilidad para hacer un chiste o desdramatizar una
situación y otras que, aunque no sean tan diestras en producirlo, sí
contagian esa distensión con su risa.
Sonreir
y reir no es exactamente lo mismo, pero comienza por sonreir y ya
llegará la carcajada.
El
humor como lo entendemos aquí, como fortaleza, hace sentir bien a
todos y facilita la interacción social. No es burla o desprecio a
costa de otros, no es ironía hostil, no ridiculiza ni hiere.
“La
ironía puede matar; el humor ayuda a vivir. La ironía quiere
dominar, el humor libera. La ironía es despiadada; el humor es
misericordioso. La ironía es humillante; el humor es humilde”.
André Comte-Sponville
Independientemente
de la edad, posición económica, raza, o circunstancia vital, se
vive más y mejor cuando reímos a menudo, cuando somos capaces de ver el otro lado de las cosas.
Los
beneficios del humor, demostrados en diversas investigaciones, son
numerosos. Ayuda a: sobrellevar mejor el dolor, mejorar nuestro
sistema inmunológico, reducir el estrés, tener una actitud más
positiva, aumentar la autoestima, ser más resilientes, encontrar
nuevas soluciones desde una mayor creatividad, puede transformar
nuestras pautas mentales, facilitar la aceptación, comprensión, y
el sentir, hacer más amigos,...
De hecho, quizás conozcas la risoterapia que básicamente consiste en crear situaciones que ayuden a liberar las tensiones físicas y emocionales, para conseguir reír de manera natural. Se practica en grupo, con la dirección de personas formadas que emplean técnicas de expresión corporal, bailes, cantos, juegos, masajes… con el objetivo de que los participantes consigan desinhibirse y terminen carcajeándose
La
vida es corta como para convertir cada molestia personal y dificultad
en una batalla. Sabiendo todos los beneficios del sentido del humor
para aceptar y convivir con los hechos de otra manera, ¿qué esperas
para reir?
"La vida es en su totalidad una gran broma cósmica. No es algo serio, tómala seriamente y la perderás. Compréndela únicamente a través de la Risa" OSHO
Hala, a "trabajar" el humor:
1.
Atrévete a jugar, a disfrutar de las incongruencias y situaciones
estrambóticas o absurdas de la vida. Echa mano de tu imaginación e
inventa incluso algunas otras. Si tienes hijos o hijas pequeños o nietos y nietas “utilízalos”
para esta creación, verás que buenas pistas te dan.
2.
Ante una adversidad, haz el esfuerzo de separarte de la situación
por un momento y pon calma, ligereza y alegría. Intenta también dar
la importancia relativa y deja pasar un tiempo para poder sentir diferente.
3.
Prueba en un momento de tensión a caricaturizarlo o exagerarlo (como
te habrás dado cuenta, muchas situaciones humorísticas simplemente
lo son porque se han llevado a extremos) para liberar el malestar y
poder sobrellevarlo. Comprobarás que algo se alivia y posibilita un
cambio.
4.
Si te parece que eres una persona muy seria, revisa tus creencias.
Quizás se puede ser responsable, productivo, hacerse respetar, etc.
sonriendo de vez en cuando. Actuar desde el sentido del humor no te
quita un ápice de eficacia ni te desvaloriza ni quita poder y, ya
sabes, que se puede educar y potenciar así que anímate. Por
ejemplo, intenta llevar al absurdo algo que sea “sagrado” para
ti.
5.
También puedes rememorar algún momento embarazoso de tu vida y
buscarle su parte graciosa, exagerándola, dramatizándola o
ridiculizándola. Cuando nos permitimos considerar, e incluso
mostrar, nuestras partes más vulnerables se nos abren muchos
aspectos humorísticos de nuestra vida.
6.
Hay algunas series, películas y libros de humor que te pueden ir
genial para tu entrenamiento del sentido del humor. Algunos clásicos
nunca pasan de moda ( Monty Python, hermanos Marx, Billy Wilder o
Charles Chaplin, Gila, Tricicle,...) Escoge y goza. Y si puedes
hacerlo en compañía mejor, ¡sus efectos se potencian!
7.
Algo que siempre funciona: cuando una persona te ofenda o enfade (y
recuerda, que, en realidad esto es así porque ¡tú se lo permites!)
respóndele con humor en lugar de hostilidad (por ejemplo con ese
amigo que siempre llega tarde).
Con
esos problemas poco trascendentes, o lo que ciertamente no puedes
cambiar, lo mejor es tomártelo con humor.
8.
¿Y por qué no empezar a ser la persona que cuenta los chistes en
público? Ensaya primero si quieres y luego exponte. Esto te ayudará
además con tu autoestima: a más autoestima mas se expresa el
sentido del humor.
9.
Hay `ejercicios` para hacer con otros (en familia, con amigos, en el
trabajo, si el ambiente o momento lo permite) como hablar con acento
andaluz, imitar a alguien conocido, hacer el payaso sobre algún tema
que todos conocéis, poneros caras a ver quién rompe a reir primero,
etc. con los que relajarnos, anclar lazos y cortar dinámicas
negativas si las hubiera.
Con
la gente conocida es cuando más reímos normalmente porque tenemos
confianza, compartimos el mismo estilo de humor y nos desinhibimos
fácilmente, pero también puedes probar, cuando te incorpores a un
grupo nuevo de gente, para (aprovechando precisamente que no os
conocéis y no tenéis roles determinados) ejercer un papel más
dicharachero que luego puedes extrapolar a tu entorno habitual. A
veces nos autolimitamos muchísimo con nuestras creencias
restricitivas y los demás también nos suelen cortar las alas cuando
estamos intentando surcar un nuevo cielo.
10. Apúntate a un taller de risoterapia donde tendrás un espacio para que disfrutes el instante presente, conectándote con las emociones y con el niño que sigue en tu interior: libre, espontáneo y creativo.
11. Y para terminar lo más fácil (supongo):
acostúmbrate a sonreír con los placeres sencillos (al saborear una
comida que te encanta, al ver a un niño jugando abstraído en su
mundo, al acabar una tarea ardua, al escuchar algo sorprendente, por
ejemplo). Aunque al principio tengas que forzar los músculos de la
cara. ¡Sí, si no estás acostumbrad@... cuesta!
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