Parece que este es el principal momento del año en que nos hacemos
este cuestionamiento ¿qué quiero cambiar en mi vida?.
No está mal hacerse al
menos una revisión anual de cómo voy viviendo, pero creo que cada día está para
iluminarlo con la chispa de lo que me gusta hacer, lo que hago bien, o sea, lo
que ya es mi propósito de vida.
En vez de enredarnos con listas interminables que acaban
diluyéndose en el pasar de los meses y no se materializan en actos asentados y
útiles (y, lo que aún puede ser peor, en ocasiones, hasta nos hacen sentir más
frustrados y nos incita a autoculpabilizamos por nuestra poca voluntad,
capacidad, etc.), quizás podamos plantearnos no complicarnos la vida y
sencillamente estar presentes de forma más congruente y alineada, escuchando y
actuando con y desde nuestra mente y corazón.
Actuar desde la ética, el respeto, la comprensión, la serenidad,
la confianza, la alegría... Sin juzgar, comparar, culpar, aceleración, acumular
rencor, recrearme en el sufrimiento, ... Asumiendo
la responsabilidad de mis actos y sus consecuencias.
Haciendo.
Sencillamente.
Si me apetece estar contigo... te llamo;
si quiero verte.... te invito; si quiero optimismo a mi alrededor...
salgo a la calle con mi sonrisa puesta; si tengo una duda.... pregunto; si
quiero algo... lo pido; si algo no me gusta... te lo hago saber; si te amo...
te lo digo; si deseo desterrar un hábito que ya no me sirve... lo trabajo con
constancia; si quiero silencio...no hablo a gritos; si quiero ser respetada...
te trato con igualdad y cariño;...
Elige un único aspecto, él que más te atraiga ahora mismo, el que
te parezca importante y motivante desde lo que a ti te parece, no a los demás.
No te preocupes del resto, ya les llegará su momento si es
preciso, ahora ya tienes uno para centrarte y con ese te basta.
Plantéatelo en positivo; por ejemplo; “voy a dirigirme a mi pareja
con palabras educadas y en tono de voz medio”; en vez de “no voy a insultar ni
gritar a mi pareja”.
Y concreta todo lo que puedas; “voy a escuchar sin juzgar”; “voy a
intentar entender su punto de vista”; “voy a dar sin esperar que me devuelvan”
en vez de “voy a ser mejor persona”
Las nuevas conductas exigen una atención y esfuerzo, pero el
proceso no tiene por qué convertirse en un agobio; juega y disfruta del permiso
de comportarte de otra manera.
Paso a paso, con paciencia
Poco a poco, “trabaja” cada día.
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