En momentos de incertidumbre y caos,
en que todo gira vertiginoso desperdigándose por los aires, y
si creemos que nuestros pensamientos y emociones tienen efecto sobre nuestra realidad,
seamos conscientes de en qué posamos nuestra atención.
Focalizar en sucesos externos sobre los que carecemos de control
es entregarles nuestro poder y salud.
Aprendamos a no perder nuestra energía alimentando miedos.
¿Cómo? Yendo a la quietud, al presente, al amor,
a nuestro centro,
a ese vacio, rebosante de infinitas posibilidades.
Siendo el ojo del huracán.
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