Agotado este viaje, hoy desnudo al personaje. Ya no necesito traje, mi vestido es el coraje.
Despojada de ilusiones, me baño en otras corrientes. Mi piel tirita, mis pies pisan la venda caída y mis ojos miran conscientes.
La decisión me defiende, los derechos me acortan el camino, los valores me guían y el impulso me fortalece
La agresividad duerme en paz, la lucha se aleja oculta en su capucha, la humillación desiste de su sermón y la manipulación se extravía en esta excursión.
La guerrera conquistadora se hace valer, sin necesidad de dominar ni imponer. El fuego instintivo y espontáneo me aporta respeto, identidad y poder.
La fuerza arrolladora corta y quema lo dañino, recorta lo superfluo y crea con su potencia un estimulante atavío que me permite ser reconocida desde lejos.
Las banderas abonan las praderas, el sol enmarca la marcha de mis caderas, las estrellas me titilan el sentido.
Abandonado todo equipaje, vuelvo a ser yo, libre y salvaje.
Un proceso terapéutico es un viaje de descubrimiento de sí misma. Puede sorprender, atormentar, desubicar,... o ser un paseo sin prisa, aceptado, comprendido y disfrutado. Si necesitas compañía experimentada para esta ruta, te acompaño encantada.
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