PSICORANA ↭💦😈ᘯ
Era una Rana hervida * y no me había dado cuenta.
Iba dando saltos por la vida sin elegancia, convencimiento ni dirección definida. Los años pasaban y era incapaz de reconocer quién era, que quería o para qué estaba en esta charca.
En épocas de estiaje, el sol resquebrajaba mi cabeza obligándome a reflexionar, pero el quemazón que aquel hervidero de pensamientos me provocaba, hacía que, con rapidez impulsiva, diera un atlético brinco para dejar incrustadas, inconscientes, semejantes ideas perturbadoras.
Cuando estaba rebosante de ira y envidia, me enterraba en la tierra buscando paz. En lo profundo oscuro hay silencio y nadie te molesta. Lástima que en ese aislamiento la sombra que te habita saliva de gusto en su propio jugo y se cuela sin permiso para atormentarte y volverte loca con las imágenes agoreras que consigue proyectar en la negrura.
Llegaban las gotas de agua cargadas de mensajes purificadores para mí, cayendo poco a poco, para que el regalo me calase y fuera asimilándolo sin innundarme ni aturdirme. Pero salir de mi aburrida zona de confort, cambiar hábitos y abandonar el rol de víctima anegaba mi interior. Por lo tanto, recurría a otra magnífica cabriola que me impulsaba lejos de nuevo.
El aire también me acariciaba sutil y de frente, para no asustarme, susurrándome recuerdos, promesas y certezas, pero, al reconocerlos, negaba mi intuición y volvía a ser la rana que se alzaba en una contorsionada pirueta para alejar de sí el contenido del recado.
Aguantar mejor que afrontar, culpar fuera en vez de responsabilizarme, quejas en lugar de reflexiones, recreo en los problemas y no búsqueda de soluciones, anclarse en lo viejo versus soltar, gimotear y no actuar, rutinas mejor que innovaciones, fantasear en vez de asumir la realidad.
Así hasta que, cuando una no toma las riendas, obliga a la vida a que le dé un empujón persuasivo. En una de esas evasiones que no llevaban a ninguna parte estaba, cuando mi cabriola acabó en un colosal porrazo. Perdida toda conciencia y referencia no me avergoncé de abrir la boca para que la frecuencia de su sonido se emitiese sin voluntad. Pedí socorro. Y, antes de ser definitivamente devorada en la normalidad, el impacto inició mi proceso de conocimiento.
Desde entonces he reconocido a muchas otras ranas hervidas. Y tú, ¿conoces a alguna?
Croac croac
PD: Si eres una persona que te sientes despistada, insatisfecha,
enferma, triste, impaciente, atemorizada, débil, furiosa, apática, abandonada,
vacía, dependiente, invisible, desnutrida, agotada, sin sentido…¡Bienvenida a
la Vida!. Y a la consciencia de que esto es la vida. Puedes esperar a darte un
golpe o investigar a tu ritmo.
Estoy para, entre brinco y brinco, acompañarte en estos procesos.He probado varios, de mayor o menor intensidad. Puedo confesarte que
agradable no es la palabra que mejor los define, pero siempre te aportan comprensión,
sanación y evolución….si te entregas y los permites.
* Una rana saltó a una olla de agua hirviendo.
Inmediatamente, dio otro salto para salir y escapar. Su instinto fue salvarse y
apenas permaneció en la olla.
Otra rana saltó a esa misma olla, ahora llena de agua fría. Nadó tranquila por el agua de la olla.
Esta rana no sabía que el agua se
iba calentando poco a poco. Al poco tiempo, el agua fría se transformó
en agua templada. Pero la rana se fue acostumbrando, allí seguía nadando. Poco a poco, el agua iba subiendo de temperatura, pero la rana no
se inquietó. Iba notando menos fuerza y cierta somnolencia, pero se limitó a aguantar.
El agua llegó a estar tan caliente, que la rana murió sin reaccionar.
Olivier Clerc (nacido en 1961) escritor y filósofo francés
escribió “La rana que no sabía que estaba hervida”
Dicha
fábula está basada en la siguiente ley física: Si la velocidad de calentamiento
de la temperatura del agua es menor de 0,02 º/minuto la rana se queda quieta y
se muere al final de la cocción. Mientras que a mayor velocidad la rana salta y
escapa.
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