Andrés, padre de chica de 16 años solicita cita para su hija, ya que ella está de acuerdo en acudir a consulta. Recojo una descripción sencilla del tema a trabajar según percepción paterna. Quedamos.
Sesión 1: Miren viene acompañada de su madre. Tras un breve intercambio de visiones con ambas, le comento a la madre que no les contaré a ella y su pareja lo que tratemos, salvo si me parece imprescindible y Miren da su permiso y le invito a que salga. Miren colabora con educación, pero detecto esa conocida niebla-escudo que impone un sutil pero claro límite a implicarse de verdad.
Sesión 2: Claramente, Miren es muy inteligente y está intentando escurrirse. Abro posibilidades para descubrir el quid de la cuestión real que le lleva a la conducta problemática y vislumbro palabras clave. Armo una explicación con sentido según lo que ella refiere y aparece la rendija. Hemos conseguido derretir el hielo y hablar el mismo idioma.
Derretir el hielo requiere amabilidad, delicadeza, comprensión, empatía, paciencia y tiempo
Sesión 3: Hay que volver a crear el envoltorio de energía comprensiva y retomar el nexo vivido en la anterior sesión. La resistencia sigue revoloteando, pero avanzo con más seguridad ya que sus palabras y gestos la delatan. Quizás se siente liberada porque, ya descubierta, no tiene que gastar más energía en disimular emociones y pensamientos y puede mostrar y ser lo que realmente habita en su interior.
Ahora, hasta podemos bromear con el asunto, es evidente lo que pasa. No es ella la "culpable". No hay nada mal en ella por pensarlo. Puede verlo, nombrarlo. Puede sentirlo y experimentar cómo se transforma. Puede sostenerlo con sus recursos. Podemos encontrar juntas una forma de reconducirlo.
La distensión que muestra su cuerpo se expande por toda la sala. Se va con una experiencia de éxito registrada en sus células visible en su media sonrisa.
A veces, cuesta beneficiarse de un trabajo terapeútico. Y no es por que no sirva, o la persona profesional sea incompetente, o las herramientas propuestas no sean las adecuadas,.... es que hace falta tiempo y confianza para entrar en el espacio delicado y sagrado de cualquier persona.
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