miércoles, 14 de abril de 2021

Imagina, por favor

Usamos una minúscula parte de las potencialidades de nuestro cerebro. Hay infinitas alternativas que no percibimos por estar encerradas en patrones repetitivos. 

La imaginación no es una cosa absurda e inservible de la infancia, es una capacidad que permite descubrir nuevos caminos. Ahora es un momento idóneo para crear opciones diferentes y la imaginación personal es la herramienta.

Imaginar es jugar a sumergirse en un mundo en el que no se ha estado, es traspasar límites y descubrir recursos. Gracias al poder de nuestra imaginación podemos diseñar una mejor realidad y utilizarla para mejorar nuestra salud.

No hay excusa: Todas las personas tenemos imaginación. Tómate unos minutos para tí, hazlo fácil y divertido y prueba a equilibrar tu mente, cuerpo y emociones con estos ejercicios (que, por cierto, puedes modificar a tu gusto cambiando río, púa y pluma, color blanco por otros ) :


1. Río de pensamientos
Cierra los ojos e imagínate sentada plácidamente en la orilla de un río mirando enfrente tuyo una rama que flota moviéndose con la corriente. Durante 10 segundos, imagina que un pensamiento tuyo viaja sobre la rama y después deja que rama y pensamiento desaparezcan juntos de tu vista. Vuelve a contemplar el río frente a tí y espera a que aparezca una nueva rama con un nuevo pensamiento. 


2. De tensión a relajación
Cierra los ojos y observa la tensión que hay en una parte tu cuerpo. Elije un símbolo para representar esta tensión molesta que sientes ahora (por ejemplo. una púa de erizo) y otro para la sensación de relajación (una pluma suave).
Permite que ambos símbolos vayan interaccionando entre ellos unos minutos. Para, y observa si la tensión ha desaparecido, o disminuido. Abre los ojos.


3. El color de mi emoción
Cierra los ojos y respira con la profundidad adecuada a tu capacidad pulmonar.  Elige una emoción que te perturba e imagina que le va rodeando una luz que primero es oscura, densa, pesada. Ve imaginando como esa luz se va aclarando poco a poco, cada vez más, a tu ritmo, hasta que llegues a verla blanca pura, luminosa, radiante, cálida, acogedora y serena. En esa luz, tu emoción se difumina hasta que la pierdes totalmente de vista. Abre los ojos y disfruta de la sensación de paz.