Tu hermana sigue siendo tu hermana, con la que jugabas y apoyabas sus mentiras ante tus padres.
Tu padre sigue siendo tu padre, el que te marcaba severo el camino mejor según sus valores.
Tu madre sigue siendo tu madre, la que te nutría de sentimientos para que te supieras querer.
Tu hijo o hija sigue siendo tu hijo o hija, carne de tus entrañas y relevo de tus memorias.
Tu amiga sigue siendo tu amiga, con la que experimentabas aprendiendo a madurar.
¿Puede una diferencia de opiniones por una situación social hacerte olvidar todo esto?
¿Pueden tus recuerdos de momentos felices compartidos obviar todo esto?
¿Puede tu sentido común nublarse tanto como para ocultar el sol de estas relaciones?
Aminora tu pensar y escucha más a tu corazón antes de que se endurezca por palabras falaces y olvides que somos seres sociales y que vivir es
compartir, oler, emocionarse, respirar, imaginar, reir, discernir, equivocarse, abrazar y mirar a los ojos a las personas que transitan junto a tí este momento.
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