domingo, 25 de enero de 2015

"CUENTO" sobre nuestros ilimitados recursos

EL MAS PEQUEÑO DE LOS DIOSES

Al poco de haber creado a la humanidad, los dioses comenzaron a darse cuenta de su error. Las criaturas a las que habían dado vida eran tan expertas, tan hábiles, tan llenas de curiosidad y de espíritu de investigación que en cuestión de tiempo empezarían a desafiar la supremacía de los propios dioses. Para asegurarse su posición de preeminencia, los dioses convocaron una asamblea general a fin de discutir la cuestión. Vinieron dioses de todos los mundos conocidos y desconocidos. Los debates fueron largos, detallados y muy reflexivos. Todos los dioses estaban totalmente de acuerdo en una cosa. La diferencia entre ellos y los mortales residía en la calidad de los recursos de que disponían. Mientras que los humanos tenían sus egos y estaban preocupados por los aspectos externos y materiales del mundo, los dioses tenían espíritu, alma y una comprensión del funcionamiento interno de su ser. El peligro consistía en que más tarde o más temprano los humanos querrían tener algo de eso también. 
Los dioses decidieron ocultar sus preciosos recursos. La cuestión era: ¿dónde? Esta era la razón de la longitud y la pasión de los debates en la Asamblea General de los Dioses.
Algunos sugirieron ocultar estos recursos en la cima de la montaña más alta. Pero se advirtió que más tarde o más temprano los humanos escalarán esta montaña. Y descubrirán los cráteres y los océanos más profundos. Y excavarán minas en la tierra. Y las junglas más impenetrables revelarán sus secretos. Y pájaros mecánicos explorarán el cielo y el espacio. Y la luna y los planetas terminarán siendo destinos turísticos. Y hasta los más sabios y más creativos de los dioses cayeron en un profundo silencio, como si todas las vías hubiesen sido exploradas y juzgadas defectuosas.
Hasta que el más pequeño de los dioses, que había permanecido en silencio hasta ese momento, se atrevió a hablar.

"¿Por qué no escondemos estos recursos dentro de cada ser humano? Jamás se les ocurrirá buscar allí".


 Peter McNab.

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